Llegamos a la fiesta.
Para ser honesta, es una fiesta hermosa a pesar de las pocas horas de preparación. Diría que es perfecta si no fuera una fiesta para conseguir esposo por conveniencia.
— ¡Sofía! —Llama Aninka apenas llegó al umbral de la puerta.
Su rostro se sonroja al ver a mi acompañante.
— ¿Se puede saber quién es este joven? —Pregunta la madre de Aninka.
— Mamá, está no es la manera de dar la bienvenida a mis amistades —comenta Aninka.
Ella rueda las ojos
— Como sea, espero que su presencia no cambie nuestros planes — comenta mientras se retira.
— Vaya, tu suegra sí que te ama —digo por lo bajo mientras me rio.
— Espero que mi suegra si me quiera — comenta Esteban detrás de mí.
— Vaya, no sabía que tenías novia, sin embargo, te deseo suerte —comento.
Esteban rueda los ojos, mientras Aninka y yo buscamos un lugar para hablar a solas.
— Ahora si infórmame ¿Qué pasó? —pregunto.
— Lo haré. Pero primero dime que te paso a ti en el pie —dice mirando mi pie.
— Eso no es relevante ahora, cuéntame lo tuyo —digo restándole importancia a lo primero.
— Ah —dice soltando el aire— Simple, mi mamá quiere comprometerme con algún heredero.
— Pero Viktor es el heredero de la compañía de su padre —comento confundida.
— Sí, pero no está al nivel de nuestros negocios —comenta Aninka — y eso a mis padres no les genera ninguna ganancia.
Su rostro refleja tristeza.
Aprieto su mano mostrando mi apoyo.
— Aunque los restaurantes de los que son dueños la familia de Viktor están creciendo, todavía no están al nivel que mis padres "necesitan" —comenta triste— Es por eso que cuando se enteraron que había salido con él, adelantaron mi fiesta de cumpleaños. No contentos con ello, invitaron a todos los niños ricos. En conclusión, esto no es una fiesta de cumpleaños, esto es como una subasta, en la que yo soy el objeto a subastar.
— Que mal, eso es lo que pasa cuando tus padres son adinerados.
— Pero tu madre tiene mucho dinero y no te está haciendo esto — comenta triste.
Mi madre no es adinerada. Solo trabaja constantemente para subsistir. Sin embargo, al decir eso, Aninka no me creerá, ya que la casa y la escuela a la que asisto, no son baratas. Y la verdad, aunque confié en ella, prefiero callar el detalle que es mi padre quien nos proporciona esos "privilegios":
— Tal vez no lo hace porque sabe que seguramente le haría pasar la vergüenza del siglo. Ya que a juzgar por mi forma de ser —comento enumerando — Uno, no llegaría a la fiesta. Dos, si voy actuaría de mala gana generando una percepción negativa referente a mí y por ende a mi madre. O tres, me fugaría con mi novio o amigo, a un lugar en donde sólo estemos los dos.
Lo que dije como un simple comentario, ayudó a darle ideas a Aninka. Pésimas ideas. Su mirada perdida y triste fue cambiada por una emocionada y segura.
¿Que hice? —me pregunté mentalmente mil y una vez, pero ya era tarde para eso.
Dos horas después.
Estamos sentados en la mesa que nos corresponde cuando una persona se me acerca.
— Señorita Sofía, ¿Has visto a Aninka? —me preguntan por décima vez en menos de una hora.
— No, no la he visto. Así como te respondí antes y creo que esa será mi respuesta durante toda la noche
— ¿Segura que no la has visto? —Pregunta Esteban llegando a mi lugar.
— Sí, segura.
Él asiente y la persona que me había preguntado primero, se marcha.
— Si vienes a interrogarme como lo han hecho anteriormente tus padres y personal del servicio, puedes irte por donde viniste.
Esteban sonríe mientras niega.
— Eres una chica difícil —comenta— Vine a disfrutar de tu compañía. Si no le molesta a tu acompañante —dice mirando a Viktor y él niega.
— Mmm. Sí, claro —comento poco convencida— ¿Estas tan aburrido que vienes a molestarme?
— Sí, oficialmente eres la mujer más difícil que he visto en mi vida —comenta sonriendo mientras juega con su copa de vino — Lo que me hace desearte más.
Mis ojos se abren del asombro. Jamás pensé que el respondería de esta manera.
— ¡Oye! —digo después de recuperarme del asombro.
Las personas que se encuentran en la mesa, por vergüenza más que por cortesía se retiran de la mesa, a excepción de Viktor, al que apreté su muslo por debajo de la mesa para que no se marchara.
Grandiosa noche estoy pasando.
Primero, estoy en un fiesta de gala con el pie inmovilizado. Lo que a decir verdad, mi imagen no es que me interese mucho, pero vaya que es incómodo para este tipo de evento; segundo, la cumpleañera se pierde y como yo soy la mejor amiga y supuestamente soy la última con la que la vieron conversar, es a mí a quien constantemente me preguntan si sé dónde está; tercero, mi acompañante quién es el grandioso novio de Aninka, está que se va corriendo a buscarla. Por lo que, por las instrucciones de Aninka tengo que detener; y cuarto, el chico que me molesto constantemente, pero que después me ayudó, el cual es el hermano de mi mejor amiga y enemigo de mi hermano y su clan, está coqueteándome delante de varias personas.
¿Puede ser peor mi noche?
El último punto es el peor de todos. Desde que mi novio murió en aquel accidente. No he tenido ninguna relación o escandalo con otro chico, por lo que si mi madre escucha que un chico joven y de clase alta está interesado en mí y que yo no lo he puesto en su lugar —a juzgar por mi carácter. Ya me la imagino escogiendo el lugar de la boda, el tipo y color de las tarjetas de invitación y hasta el nombre de mis hijos.
No es exageración, es la pura verdad.
Así que literalmente, hoy no es mi noche.
— Tierra llamando a Sofía, ¿Me escuchan? —dice Esteban con una gran sonrisa— ¿Mi confesión te impacto tanto?
— Piérdete antes de que te golpee —digo molesta— No estoy de ganas para escuchar tus pendejadas.
Esteban suspira y comenta: — Lo siento, fue lo único que se me ocurrió para que nos dejarán solos. Puerta trasera a las doce en punto — y con eso se retira.
Grandioso, ¿Porque le di esas ideas a Aninka? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!
Yo y mi boca que no se queda callada —me reprendo mentalmente.
Viktor me mira confundido y yo suspiro.
Tomo la muñeca de Viktor y observó el reloj, faltan diez minutos para las doce
Sólo a mí se me ocurre decir esas cosas a Aninka, ahora estoy metida en esto.
— Viktor —digo llamando su atención — Necesito que nos vayamos para la cocina, tu amada te espera.
Lo que al principio no entendía, con ese comentario sus ojos se iluminaron, para posteriormente asentir emocionado.
Seguramente lo que estamos por hacer va a ser la locura más grande en la vida de Aninka, pero bueno ¿Que más se puede hacer? Ya ella hizo su elección.
El pulso se me acelerará cada vez que doy un paso hacia nuestro encuentro, mientras mentalmente me estoy regañando por la idea que le di a Aninka.
Solo a mí se me ocurre.
La señora Bogdanov se coloca frente a mí, obstruyendo el paso.
¡Mierda! ¿Y ahora qué hago?
— ¿Van a algún lugar señorita Sofía? — dice intercalando miradas entre Viktor y yo.
Sabía que salir juntos era sospechoso, debido a que Aninka está desaparecida y conmigo fue la última vez que la vieron, pero ¿No sería más sospechoso que Viktor saliera a algún lugar sin mí?
— Oh, señora Bogdanov, me dirigía hacia su hijo —digo mirando a Esteban acercándose a nosotros.
Dios mío, jamás pensé que diría esto pero, que genial es verlo —pensé.
El alma me vino al cuerpo.
Rayos Aninka, en lo que me metes.
— Madre —dice colocándose a mi lado mientras coloca su mano en mi cintura— No molestes a los invitados.
La mujer traga duro. Sin duda, hay algo que le molesta.
Quizás sea lo de Aninka, el acercamiento de Esteban conmigo o mi simple existencia.
— Menos a ella que es invitada por parte de mi hermana y mía —comenta Esteban mientras aprieta la mano en mi cintura y me acerca más a su cuerpo.
— Mmm, está bien —dice mientras se aleja, no sin antes mirarme mal.
— Ufff —solté el aire que tenía retenido— Casi me da un infarto.
— Vamos ¿Qué pasó con la chica temeraria? —Pregunta Esteban con una sonrisa ladina.
— Puedes decirme temeraria y todo lo que quieras, pero no estoy en mi territorio. Antes de ser rebelde hay que ser inteligente. Yo no me meto en peleas que no están a mi alcance.
Esteban asiente y responde coquetamente:
— Yo tampoco.
Causando en mí, una risa debido a dicha expresión.
— Chicos, lamentó interrumpirlos pero recuerden que estoy aquí.
Me sonrojo, por un momento se me olvidó que estaba allí.
— Sí, claro —comenta Esteban— Era necesario hablar un poco antes de ir a nuestro lugar, debido a que mi madre está observándonos.
— Sin embargo —dice Viktor— Su madre dejo de observarlos hace mucho tiempo.
Yo río por lo bajo mientras que Esteban se sonroja.
— Bien, vamos —comenta enseñándonos el camino sin quitar su mano de mi cintura.
Después de pasar por la cocina y llegar al patio trasero, me encuentro con un lamborghini en la que dentro hay una loca.
— Ah, es Aninka. Ahora todo tiene sentido—
¡¿Cómo rayos la iban a reconocer si estaba vestida muy distinto a lo que ella viste?!
Sin contar en la fría noche en la que nos encontramos, definitivamente sólo una loca vestiría un short corto, medias veladas negras, blusa manga corta y zapatos deportivos, todos en color amarillo. Cabellos amarrado en un tomate y cero maquillaje.
¿Qué persona sana se viste así con este frío y en una fiesta de gala?
— Tu hermana está loca
Esteban sólo asiente.
— Bueno, vamos antes de que nos descubran —dice Esteban llevándome hacia el auto y yo no comprendo.
— Un momento, ¿Yo también? —pregunto confundida y Esteban asiente— ¿Por qué?, ¡Ellos son los que se fugan no yo! Además, no quiero ser un mal tercio.
¿Sera que mi destino en este país es ser mal tercio?
— Sólo entra, Aninka te explicará todo —comenta Esteban mientras me empuja al auto.
A regañadientes entró de primero al auto, encontrándome con Aninka alegre.
— ¡Tonta! —digo dándole un golpe en el brazo apenas estoy sentada en los asientos traseros junto a Aninka — Me tenías preocupada —digo mientras la abrazo.
— Hey, me das la cura y la enfermedad. ¿Podrías decidir cuál de los dos darme? —dice sobando su brazo.
—Loca, ¿Sabes cuánto pase allá adentro? —Comente rabiosa— Si te ibas a escapar me hubieras dicho antes.
— Hay Sofía, eres tan buena amiga que me ayudaste a buscar una salida a esta locura— dice entre nostalgia y alegría—Pero necesitaba planear unas cosas antes de traerte —comento intentando controlarme.
—Ni me digas nada —comento mirando hacia delante.
En ese momento veo que los chicos están en el asiento de enfrente y Esteban quien está en el asiento de piloto encendiendo el auto.
— Hey ¿Para donde me llevan? —pregunto.
Todos quedan en silencio.
— Hey esto puede llamarse secuestro —comento indignada.
— Vamos Sofía —dice Esteban— Tú le diste la idea a Aninka.
— Pero eso no quiere decir que le dije que lo hiciera, como tampoco en ningún momento acordé ser parte de esta fuga —dije indignada —.
— Hay amiga —comenta Aninka— Pensé que si tú fuiste la autora de esa idea, debías ser partícipe de tal.
— Pero yo no quiero ser un mal tercio —comento molesta— Eso sería horrible.
— No lo serás mi querida Sofía —comenta Esteban — Tendrás la fortuna de que yo sea tu acompañante.
— ¿Sabes? —digo mirando a Aninka — Cambie de opinión ¡Quiero ser un mal tercio!
Aninka soltó la risa y Esteban negó.
— Como el primer día, no has cambiado para nada mejor amiga.
— Hey, me haces creer que es tu mejor amiga porque me trata mal —dice Esteban indignado—.
— En parte —ríe Aninka.
Esteban abrió su boca para reclamar pero se contuvo al ver que cuando pasaba uno de los sistemas de seguridad de la salida de su casa, uno de los hombres desde atrás gritó que nos detuvieran.
Inmediatamente Esteban aceleró al saber que iban a cerrar el gran portón que dividía su casa con la calle haciendo que el carro en el que estábamos alcanzará la máxima velocidad, haciendo que todos los que estábamos dentro nos agarráramos fuertemente de nuestros asientos.
— Maldición —comenta Esteban— Ya nos han pillado ¿Cómo pudieron hacerlo tan rápido?
Ruedo los ojos
— ¿No te parece extraño que Aninka, Viktor, tú y yo estemos perdidos? Sin contar que seguramente sólo estará este carro ausente en tu garaje y que este es tu auto — recalco el "tu".
Todos quedan en silencio
— Como se nota que nunca en la vida habían hecho esto — digo rodando los ojos.
— Lo siento, no pensé en ese pequeño detalle —comenta Esteban mientras acelera aún más por la carretera.
— Da igual —comento — Ahora, necesitamos cambiar de auto si no queremos que nos encuentren.
— ¿Eso quiere decir que estas dentro de esta fuga? —Comenta una emocionada Aninka—.
— ¿Que más puedo hacer si ya estoy aquí? —comento— ¿Resistirme y decir que es un secuestro? Cosa que no me creerán ya que yo hago lo que quiero, o, ¿Aportar con mi inteligencia en esta fuga para que no nos encuentren?
— La segunda suena mejor —comenta Aninka— ¿Te había dicho que te quiero mucho? —dice aferrándose a mi brazo—.
— Lo que digas —comento— Ahora, Viktor ven con tu damisela antes de que comience a besarme por la emoción —digo zafándome de su agarre— No te vuelvo a decir una locura como esta, ya vi que no es factible.
— Mejor, después corrompes a mi hermana —comenta Esteban—.
Le doy una fuerte palmada en la cabeza haciéndolo quejar por el golpe, mientras que con una de sus manos se soba la parte afectada.
— Cuidadito con lo que dices.
— Vaya, esto es épico — comenta Viktor— Jamás había visto que alguien golpeara a Esteban y él se quedará quieto. Eres genial Sofía —dice alzando ambos pulgares y yo río por lo bajo.
— No sé porque, pero es estimulante golpearte —comento riendo— Me esforzare por golpearte más a menudo.
— Durante este viaje puedes hacerlo cuantas veces quieras —dijo Aninka riendo.
— Oye, estoy aquí —dice Esteban indignado.
— Vamos si Sofía se sacrificó por mi felicidad y es mi amiga —comenta Aninka — ¿Por qué tú no puedes?
— ¿Pero qué sacrificio hizo ella? —Comenta indignado.
Yo vuelvo a golpearlo.
— Aish, ahora entiendo porque David te tiene miedo —comenta sobando nuevamente su cabeza— Eres mala.
— No, todavía no te he mostrado lo mala que soy mi querido Esteban —digo riendo.
— Ahora cambiando de tema. ¿Nos escapamos vestidos así? —digo señalando mi ropa.
— No te preocupes, ya tengo todo preparado —dice Aninka mientras sonríe plácidamente.