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Capítulo 6: Una nueva realidad

Me despierto en la mañana enredada entre las sabanas de aquella cama que compartí con Sergio durante toda la noche. Estoy desnuda aun, pero no me siento incómoda por ese hecho y mucho menos cuando tengo a Sergio abrazado a mí.

Él está durmiendo plácidamente sobre mi estómago. Pareciera que ni un terremoto podría despertarlo. Sergio siempre ha tenido unas ojeras gigantes bajo sus ojos, pero hoy pareciera como si hubieran disminuido, aunque sea un poco. Se ve más descansado y mucho más tranquilo, es por eso que no quiero despertarlo, pero necesito ir urgentemente al baño.

Muy cuidadosamente me muevo para salir del abrazo de Sergio y cambio mi cuerpo por una almohada. Así que Sergio ahora está abrazado su almohada como si la vida se le fuera en ello. Se ve muy gracioso y tierno al mismo tiempo.

Corro al baño para poder hacer mis necesidades. Aún estoy desnuda, pero no tenía tiempo para vestirme. ¡Tenía una vejiga llena de líquido que necesitaba salir! Cuando ya está todo listo y dispuesto, comienzo a verme en el espejo del baño. Hasta ahora no me había dolido mucho, pero después de orinar, el dolor se ha acentuado lo que me recuerda con total exactitud lo que pasó anoche con Sergio. Aquellos lindos y perfectos momentos que voy a guardar para toda la vida.

Comienzo a verme al espejo. Mi madre siempre me decía que cuando lo hiciera por primera vez, se me notaría en el cuerpo, que ella se daría cuenta al instante porque uno cambia completamente. Pero yo no siento que haya cambiado. Sigo siendo la misma Lía. Tanto por dentro como por fuera. Tal vez no tanto por dentro, es decir, he hecho algo que jamás pensé que haría. He hecho algo maravilloso y que me encantó, con una persona a la que de verdad quiero. Pero no me siento más madura, más sensible ni ningunas de esas cosas que mis amigas me decían que sentían a la mañana siguiente.

Lo único que ha cambiado es el modo en el que quiero a Sergio. Esto es más que querer, pero me da miedo decir lo que creo que estoy sintiendo por Sergio.

-Te ves igual de hermosa que antes- siento que alguien dice detrás mío- Mires el tiempo que mires seguirás siendo una chica hermosa.

Sergio se acerca a mi dándome la vuelta para quedar frente a él. Se ha puesto el bóxer, mientras que yo aun sigo igual de desnuda que cuando me desperté. Eso me hace sentir un poco incómoda, pero al ver la mirada de cariño que Sergio me entrega, cualquier nerviosismo desaparece. Tal y como hizo desaparecer todos mis miedos y nerviosismos la noche anterior.

-Si quieres darte una ducha hazlo- me dice Sergio acercándome unas toallas y mi ropa.

Acepto todas las cosas que me entrega mientras las dejo en un mueble cercano a la ducha mientras que Sergio cierra la puerta, con él dentro. No lo cuestiono, aunque me sorprende un poco. Me acerco a él y comienzo a besarlo lentamente en los labios, algo corto, pero suave y preciso.

-Gracias por lo de anoche- le digo en un susurro escondida entre su pecho.

-Gracias a ti- me dice besándome la frente dulcemente mientras me abraza por la cintura.

Ambos nos introducimos a la ducha para poder bañarnos cómodamente. Es una ducha pequeña, por lo que tenemos que estar muy apretados y juntos para poder caber dentro. Cosa que no me molesta en absoluto y pareciera que a Sergio tampoco. Aunque algo más abajo de su cintura está comenzando a despertar, lo que me pone un poco nerviosa, pero ya estoy lanzada a la vida y si las cosas se dan nuevamente, se darán. No forzaré ni su detención ni su avance. Tan sólo dejaré que todo fluya sin que nadie lo interrumpa.

Cuando salimos de la ducha, sin haber hecho nada (aun), Sergio me acorrala en una de las paredes del baño y comienza a besarme apasionadamente. Yo lo respondo de la misma manera ya que a pesar de todo, quiero lo mismo que quiere él.

No me sorprendo cuando llego a la cama en sus brazos mientras me da besos en el cuello y en todo mi cuerpo. Yo también lo beso y más cuando comienza a penetrarme. Como dije anteriormente, tan solo dejé que las cosas fluyeran. El único peligro de esto es volverme adicta a los sentimientos que este hombre es capaz de aflorar tanto cuando estamos normal, como cuando estamos en la cama, como ahora.

POV SERGIO

Ya es la segunda vez que lo hacemos y todo ha salido bien. Se que Lía esta adolorida, pero no lo dice ni se queja.

Nos vestimos y nos metemos en el auto para seguir nuestro viaje, pero solo han pasado 30 minutos de conducción cuando siento que Lía suspira a mi lado y ya veo por qué. Al otro lado de la ventana hay una laguna muy linda y limpia. Solía venir aquí cuando era pequeño junto con mi madre y mi abuela, mientras que mi padre trabajaba. Estaciono cerca de la laguna. Quiero que Lianna vea este lugar y lo conozca. Es hermoso y sé que le gustará mucho. El poco tiempo que he pasado con Lía me ha hecho saber que ama la naturaleza y no hay lugar más lindo que éste.

-Sergio tenemos que irnos- me dice ella al bajarse del auto y contemplar este lindo paisaje- No creo que podamos quedarnos más tiempo, no hemos comido nada y...

Me acerco a ella y la interrumpo con un beso. Un largo y hermoso beso. Sentía como los engranajes de su cabeza dejaban de funcionar y la tensión en sus músculos desaparecía por completo. Yo la abrazaba por la cintura, como suelo hacer, mientras que ella agarraba mi nuca con sus manos.

-Shh- digo haciendo el gesto de silencio con mis manos- Nadie nos está esperando en casa y podemos pasar donde mi abuela y quedarnos una noche más aquí. Nadie nos lo impide. Deja de pensar tanto y tan solo vive. Este es un lugar hermoso y me encantaría que lo conocieras y pasaras el rato aquí, conmigo.

POV LIA

Y eso hicimos. Pasamos el rato, bueno unas 4 horas, jugando con el agua de la laguna y con los patos que estaban en este lugar allí, con sus familias. Afortunadamente, teníamos un poco de dinero y compramos un poco de pan para comer, pan que también le dimos a los patos a pesar de las objeciones de Sergio. Me encantan los animales y ver estas familias juntas y caminando en fila hacen que me sienta más libre y feliz conmigo misma en esta naturaleza desconocida para mí.

Cuando ya es casi la hora de la cena, Sergio me dice que mejor nos vamos a la casa de su abuela para así conseguir un lugar más cómodo y completo donde pasar la noche.

Sergio conduce por casi una hora de la pequeña laguna en donde estábamos y para en una casa muy pequeña y pintoresca, donde una abuela de unos 65 años nos recibe en la entrada y abraza a Sergio como si no lo hubiera visto en años.

-Sergio- lo llama su abuela mirándome a mí- ¿Quién es la jovencita tan linda que traes contigo?

-Es la hija de Luisa, abuela- le responde un poco nervioso- Me quiso acompañar al cementerio y necesitamos un lugar para dormir. Si es que no es mucha molestia.

La abuela de Sergio me abraza como si fuera mi propia abuela y tal vez me ve de esa manera ya que, aunque no usó las palabras claves, me presentó como su hermanastra. Me duele un poco. Lo sé es algo de niñas, pero me hubiera gustado que dijera que era su novia o algo parecido. No su hermanastra. Ya es muy difícil serlo como para que me lo esté recordando cada 5 minutos.

Estuve con esa molestia y ese dolor durante toda la presentación de la casa y la cena. Duele y no sé por qué. Tal vez me duele que esa sea la verdad y que él solo me vea como su hermanastra a pesar de todo lo que habíamos pasado. Existía esa posibilidad y aquellos pensamientos me creaban un nudo en el estómago que me ponían un poco deprimida.

-Lamentablemente solo tengo una cama de invitados- comienza a decir la abuela de Sergio en la cena- Así que Sergio- dice dirigiéndose a él- tendrás que dormir en el sofá para que Lía ocupe la cama.

Sergio me abraza pasando su brazo alrededor de mis hombros. Un símbolo más de amistad que cualquier otra cosa.

-Tranquila abuela, con esta pequeña no tenemos problema en compartir cama y no tienes que preocuparte en ningún asunto en ese aspecto.

Y con esas palabras todas las preocupaciones, miedos e inseguridades comienzan a aflorar en mí, junto con un millón de pensamientos que me dicen que esto siempre será así, que siempre tendremos que presentarnos como unos hermanos que se quieren mucho, aunque sintamos más cosas y diferentes. Se me crea un nudo en el estómago el solo pensar que lo nuestro puede que nunca funcione a pesar de lo mucho que nos queremos

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