- ¿Cómo eso que estás embarazada? - pregunta Bren luego de unos minutos.
Bren parece confundido y triste. Siento unas pequeñas en el estómago que me quitan un poco el aliento. Hago una mueca de dolor y las alarmas parece que se encienden en la cabeza de Bren porque se acerca a mí y me mantiene a su lado. Me sostiene.
- ¿Qué pasa, Cassie? - pregunta preocupado.
-Me duele un poco- le digo sin dejar la mueca de dolor.
Con ayuda de Bren, me levanto del techo y entramos a la habitación de Bren nuevamente. Pienso en que vamos a dejar todo mojado, pero parece que a él no le importa mucho.
Siento un frío enorme y estoy empapada. Mi cabello parece una esponja llena de agua que, si la estrujo, quedaría un río en la habitación de Bren.
Veo como Bren se moviliza muy rápido en su habitación buscando cosas en los armarios. Puede que estemos en verano, pero se está terminando y hoy es un día frío de esos extraños que ocurren a veces.
He dejado de llorar, pero no me siento mejor. Aun siento que falta otro tipo de reacción de parte de Bren.
Siento otra puntada en mi estómago, pero esta vez un poco más suave. Comienzo a preocuparme porque no debería estar sintiendo estos tipos de dolores y menos si estoy embarazada.
-Siéntate en mi sillón, Cass- me dice Bren mientras abre otro armario y saca lo que parece un pantalón de buzo- Mierda, estás pálida.
Me miro en el espejo y me doy cuenta de que de verdad es que estoy muy pálida. De por si soy bastante blanca de piel, pero ahora me veo enferma.
Le hago caso a Bren y me siento en su sillón pequeño, uno que tiene en una esquina de su habitación. Me siento un poco mal porque va a quedar todo empapado, pero Bren me mira de una manera en la que no parece admitir alegaciones. En cuanto me siento, parece que no van a aparecer más puntadas. También me tranquilizo psicológicamente porque presiento que cuando me altero es cuando se producen las puntadas, no cuando estoy mucho tiempo de pie.
Bren vuelve con un montón de ropa que incluye un buzo, una de sus playeras y un polerón que es dos tallas más pequeñas de las que suele usar él así que supongo que debe ser antigua, pero, de todas formas, parece muy grande para mí.
-Cámbiate de ropa, Cass. No te puedes quedar así, te vas a enfermar- me dice con la dulzura típica de Bren- Voy a buscar el secador para que te seques el cabello. Cuando vuelva tocaré la puerta y me abres cuando te hayas cambiado, ¿sí?
-Claro- respondo con un susurro- Gracias, Bren.
Cuando se está yendo, se detiene en el marco de su puerta. Se da la vuelta y me mira con un poco de seriedad.
-Tenemos que hablar después, Cassie.
-Lo sé- respondo nuevamente susurrando.
Me cambio de ropa rápidamente y agradezco tener una tela seca cuidando mi cuerpo. También agradezco internamente que sean de Bren porque tienen su olor y tengo la impresión de que no voy a poder sentir su olor por mucho tiempo.
Me siento en la cama de Bren, ya que ahora estoy seca, y pienso en el beso que Bren y yo nos dimos. Lo estuve esperando por tanto tiempo... y fue perfecto a pesar de todo. Lo sentí como si fuera perfecto a pesar de que no fue correcto porque yo estoy embarazada de otra persona y aunque Tony y yo no estemos juntos, se siente extraño.
Bren vuelve con el secador de cabello y con mucha rapidez comienzo el trabajo de secar completamente mi cabello. Todo lo hago bajo la atenta mirada de Bren, quien me mira con extrañeza y un poco incómodo.
Cuando termino, le devuelvo el secador con una sonrisa de agradecimiento, pero lo que menos quiero en este momento es sonreír.
-Gracias, Bren- le digo con timidez- Por la ropa y por todo.
-No iba a dejar que te quedaras empapada y muerta de frío, Cass.
-Yo creo que tú deberías hacer lo mismo- miro su ropa que está incluso más empapada que la mía y su cabello castaño claro se oscureció mucho por lo mojado que está- No quiero que te enfermes por mi culpa.
-Eso puede esperar- me dice moviendo su mano para hacerme entender que no importa mucho- Ahora, nosotros tenemos que hablar.
-Te prometo que hablaremos después de que te cambies de ropa.
Bren asiente y comienza a buscar ropa. De pronto me siento sumamente incómoda por la situación y todo eso, pero me siento aún peor porque me gustó mucho el beso que él y yo nos dimos. No debería haber sido así. No puedo volver a besarlo. No es justo para Bren.
- ¿Puedo ir al baño? - pregunto cuando me doy cuenta de que ya tiene toda su ropa lista para cambiarse- Necesito lavarme la cara.
-Cassie, tú no tienes que preguntar. Solo ve. Yo te espero aquí.
Asiento y me levanto de la cama con cuidado porque no quiero volver a sentir esas punzadas en el estómago. Camino hacia el baño y recién me doy cuenta de que la música en la casa suena más fuerte que nunca y que, en la fiesta, todos deben estar pasándolo muy bien. Aquí, en cambio, Bren y yo estamos en otra realidad. En otra dimensión, al parecer.
Entro al baño y la cierro con llave. No quiero tener que lidiar con algún chico ebrio. Me lavo la cara y me apoyo en el lavamanos tratando de recuperar la compostura. ¿Dónde está la Cassie que siempre le hace frente a todo, incluso cuando está en los mayores problemas? Desde que me enteré de mi embarazo hay momentos en los que me cuesta encontrarla. Me he vuelto débil cuando lo que más necesito es ser fuerte.
Me demoro lo suficiente como para que Bren ya se haya cambiado de ropa. Entro a su habitación con cuidado y los ojos cerrados. Cuando escucho la risa de Bren, sé que no está molesto conmigo, al menos.
-Abre los ojos, Cass. Ya me vestí- me dice con el tono de voz de siempre- Y aunque no fuera así no creo que sea tan malo verme en ropa interior.
-Muy gracioso, Bren- le digo entre risas y con los ojos ya abiertos.
Bren está sentado en su cama. Se ha puesto un buzo azul marino y la sudadera del equipo de lacross del instituto al que alguna vez perteneció. Todavía tiene el cabello mojado.
Me siento junto a Bren y ahí es cuando las risas y las sonrisas desaparecen. Nos miramos a los ojos y evito las ganas enormes que tengo de darle un nuevo beso en sus labios.
-Cass- dice de una manera seria, pero a la vez delicada- ¿Estás segura de lo que me dijiste antes?
-Tres pruebas de embarazo positivas- le digo mientras asiento- Dudo que haya sido una mala coincidencia.
-Mierda, Cass- Bren pone sus dos manos en la cara como si estuviera frustrado o preocupado- ¿Sabes bien lo que me estás diciendo? ¿Lo muy jodido que suena?
-Créeme, lo sé. Es una mierda jodida lo que estoy diciendo, pero es verdad.
Me siento un poco reconfortada por la manera en la que Bren está reaccionando porque es muy parecida a la manera en la que yo reaccioné. Solo pensando que mi situación es jodida y una mierda.
Al menos hay alguien aquí que me entiende un poco.
- ¿Cuánto tiempo tienes?
-Poco más de tres meses- respondo con la voz ahogada.
-Mierda, Cass. Ya no sé qué decir- Bren ahora me mira- De verdad que no sé qué decir.
-Pues no digas nada- le digo como si fuera obvio- Yo tampoco sé muy bien que decir.
Nos quedamos en silencio unos segundos. Esta conversación se siente como si le estuviera diciendo a Bren que es el padre, cosa que obviamente no es así. Jamás pensé que Bren iba a ser la primera persona conocida en saber mi secreto, pero ya no podía más.
Después de unos segundos, veo la curiosidad en los ojos de Bren y sé cuál es la siguiente pregunta que me va a hacer y no creo que pueda contestársela.
-Sé que es muy idiota que pregunte esto porque no es mi asunto, pero necesito saberlo- me dice Bren mirándome fijamente a los ojos- ¿Quién es el padre, Cassie?
¿Le digo no lo le digo? No saben las ganas y lo bien que me sentiría al contarle a alguien quien es el papá. Decirle lo mucho que estoy sufriendo aquí sin poder decirle y no saber cómo decirle a Tony que es padre.
Necesito desahogarme, pero por otro lado no sería justo contarle al chico que se me declaró hace unos momentos que me acosté con uno de nuestros mejores amigos y que quedé embarazada.
Mi vida es un completo caos y siento que ya no puedo más. Estoy llegando a mi límite y no sé si pueda traspasarlo.
- ¿Por qué quieres saber eso? - le pregunto nerviosa- ¿Cuál es la necesidad?
-Para poder sacarle la mierda si es que el muy hijo de puta no se hace cargo- me dice mientras aprieta las manos hechas puños.
Me quedo sorprendida por su reacción, pero no tengo mucho tiempo para analizarla porque vuelvo a sentir una pequeña puntada en el estómago, solo que esta vez menos fuerte que las anteriores, por lo que no me cuesta mucho no mostrarlo en mis expresiones en la cara.
-Él no sabe qué va a ser padre, Bren- le digo para calmarlo un poco.
-Pues dile. No puedes estar sola en esto. Ambos crearon a ese bebé no solo tú tienes la responsabilidad de cuidarlo.
-Es más complicado que eso.
- ¿Tienes miedo de decirle? - pregunta tomando mis manos- Yo te puedo ayudar con eso.
-Sigue siendo más complicado que eso- le digo y comienzo a llorar. No creo que pueda seguir escondiéndole esto a él- No tengo cómo decirle. No me puedo comunicar con él.
- ¿Por qué no...? - pregunta Bren, pero se interrumpe a si mismo- ¿Tony? - pregunta con la voz quebrada.
No respondo. Lo único que hago es bajar la cabeza porque no puedo mirarlo a los ojos en este momento. El corazón se me rompe cuando siento las manos de Bren soltarse de las mías y que se aleja un poco.
Antes me dijo que quería estar conmigo de la misma forma en la que yo quería y quiero estar con él. He roto su corazón.
He roto nuestros corazones.
-Pensé que Tony y tú eran solo amigos- me dice con voz entre confundida y dolida.
- ¡Lo éramos! - exclamo sin dejar de llorar desesperadamente- ¡Lo somos! - corrijo- ¡Te juro que fue una noche! El alcohol nos hizo volvernos locos y no sé qué mierda pasó.
No puedo dejar de llorar y siento que me duele todo. Los ojos, sobre todo. Una nueva punzada en el estómago hace que deje de llorar de inmediato y ponga mis manos en el lugar donde duele. Es tan fuerte que no lo puedo esconder.
- ¡Cassie! - exclama Bren y se levanta de la cama de un golpe- ¿Qué pasa, Cass?
-Me duele de nuevo- le digo a duras penas.
Con ayuda de Bren, me recuesto en la cama, debajo de las sábanas. Él se recuesta conmigo a mi lado, pero arriba de las sábanas, aunque me encantaría que se recostara conmigo. Me acurruca a su lado y yo no tengo problemas en aceptar su cariño.
-Cálmate, Cass- me dice en susurros tranquilizadores- Hazlo por el bebé, preciosa.
Sigue diciéndome palabras lindas y tranquilizadoras al oído. Las punzadas desaparecen y me siento mucho mejor. Las ganas de llorar no vuelven, pero me siento muy cansada y los ojos me pesan un montón.
-Tranquila, estoy a tu lado- susurra cada vez más suave.
-Perdóname por no poder estar contigo como me lo dijiste antes- le digo en susurros mientras me voy quedando dormida.
-Hey, ya no te preocupes por eso- besa mi frente con dulzura- Yo entiendo.
-Si no estuviera en esta situación también me gustaría estar contigo.
-Lo sé, Cass. No te preocupes, ahora solo duerme y mañana hablamos, ¿sí?
Nos quedamos en silencio. Siento los ojos muy pesados y cada vez estoy más cerca de quedarme dormida, pero necesito decirle algo antes de quedarme dormida:
-Eres el único que lo sabe, Bren.
-Pues gracias por confiar en mí, linda Cassie.
Dicho esto, me relajo lo suficiente como para poder quedarme dormida y creo que solo puedo hacerlo porque estoy en los brazos de Bren. Lástima que no podrá ser así siempre.
Bren y yo, aunque queremos, no podemos estar juntos.